El Papa Francisco, en un llamado ecológico y ecologista muy pertinente, en su encíclica “Laudato sí” nos invita a todos nosotros como humanidad a enfatizar en el cuidado de lo que él denomina “la casa común”, nuestro planeta, pues no tenemos ningún otro hogar y debería ser prioridad la conservación de la naturaleza para la sustentación del frágil macrobioma del cual nuestra generación y las generaciones venideras dependen.
A nivel individual se han creado métricas e índices que nos permiten, por ejemplo, calcular según nuestros hábitos de vida la huella de carbono que estampamos en nuestro planeta, esta marca se puede entender como la señal indeleble que se deja sobre el medio ambiente con cada actividad diaria que realizamos y que emite gases de efecto invernadero. De la misma manera, es posible calcular la huella hídrica, la cual hace referencia al agua que consumimos a partir de nuestras actividades rutinarias. ¿Cuánto CO2 se produce a partir del proceso técnico de colocar una hamburguesa sobre nuestra mesa en un restaurante?, o, ¿cuántos litros de agua se consumen al producir un teléfono celular? Cada uno de estos índices busca hacernos más conscientes de nuestros actos, pues cada actividad que desarrollamos, no importa lo simple que esta sea, tiene un costo ambiental para nuestro planeta [1, 2].
A nivel empresarial y específicamente hablando sobre las universidades, en el 2010, siendo pionera la Universidad de Indonesia, se creó el El UI Green Metric World University Ranking (http://greenmetric.ui.ac.id/) buscando generar un perfil de uso de recursos, y al mismo tiempo, generar una estrategia para comparar el compromiso de las universidades con el medio ambiente y la sostenibilidad de sus campus. La metodología de evaluación de este ranking se desarrolla bajo tres dimensiones principales: medio ambiente, economía y equidad. Para el desarrollo de la clasificación se emplean indicadores distribuidos en los siguientes criterios: entorno e infraestructura (15% de la ponderación total), energía y Cambio Climático (21%), gestión de residuos (18%), el uso del agua (10%), gestión de la movilidad (18%), educación ambiental (18%).
Recientemente se dieron a conocer los resultados del último UI Green Metric World University Ranking, realizado en el 2018, los cuales contemplan 719 instituciones de todo el mundo, entre ellas algunas colombianas (http://greenmetric.ui.ac.id/overall-ranking-2018/).
Los cinco primeros lugares del ranking fueron ocupados por las siguientes instituciones educativas:
1. Wageningen University & Research (Holanda).
2. Universidad de Nottingham (Reino Unido).
3. Universidad de California Davis (Estados Unidos).
4. Universidad de Oxford (Reino Unido).
5. Universidad Nottingham Trent (Reino Unido).
A nivel nacional, la clasificación quedó de la siguiente manera:
1. Universidad Autónoma de Occidente (puesto 43 a nivel mundial).
2. Universidad Nacional de Colombia (puesto 51 a nivel mundial).
3. Universidad del Rosario (puesto 60 a nivel mundial).
4. Universidad Jorge Tadeo Lozano (puesto 73 a nivel mundial).
5. Universidad del Norte (puesto 79 a nivel mundial).
Lo interesante de esta clasificación está en que los indicadores medidos, no solo hacen referencia a infraestructura especializada o a gestión eficiente de recursos en los campus universitarios en pro de la sostenibilidad ambiental. Las instituciones universitarias, a grandes rasgos, tienes tres funciones primordiales: docencia, investigación y servicio. Es esencial si se quiere tener una buena posición en el UI Green Metric World University Ranking el vincular dichas funciones sustantivas con estrategias, acciones o proyectos que permitan desde la academia la generación de nuevas propuestas en favor del medio ambiente. Por ejemplo, algunas universidades del país han incluido dentro de los planes de estudio de las carreras ofertadas materias específicas relacionadas con la sostenibilidad ambiental. En mi caso personal, como profesor de la Javeriana Cali, puedo dar cuenta del esfuerzo institucional que se hace para generar una conciencia ambiental, una conciencia que propenda, como lo diría el Papa Francisco, por el cuidado de la casa común. Es así, como se ha creado una opción complementaria (un grupo de asignaturas con un mismo fin) encaminadas a, desde el currículo, generar actitudes y aptitudes específicas que nos hagan más conscientes de nuestros deberes como especie y como ciudadanos hacia nuestro planeta azul. De la misma manera, muchas universidades definen ejes estratégicos de investigación dentro de los cuales es frecuente encontrar la sostenibilidad ambiental, o el manejo eficiente de recursos, o la investigación en energía como bastiones fundamentales que apuntan hacia el norte de la generación de conocimiento.
Aunque aún queda mucho por hacer, es importante que desde la academia se estén generando estrategias que permitan no solo la generación de una conciencia hacia el cuidado de nuestro planeta, sino que también, en conjunción con la investigación y con la inversión en infraestructura permitan de una manera tangible la mitigación del impacto ambiental que tenemos como especie.
Referencias
- Luana Marques SouzaFarias, Luciano CostaSantos, Cláudia FabianaGohr, Lucas Carvalho de, Oliveira, Matheus Henrique da Silva Amorim. 2019. Criteria and practices for lean and green performance assessment: Systematic review and conceptual framework. Journal of Cleaner Production. 218. Pages 746-762.
- M. Florentina Abreu, Anabela C.Alves and Francisco Moreira. 2017. Energy. 137. Pages 846-853.